Hacer cerveza es realmente fácil. Si puedes preparar una receta siguiendo las instrucciones de una caja, puedes hacer cerveza. Aunque no pretendemos dar un paso a paso de cómo preparar tu cerveza, vamos a colocar aquí algunos tips muy útiles y la explicación general del proceso.
EL procedimiento se divide en cuatro grandes pasos: Preparar, Cocinar, Fermentar, y Embotellar
Preparar
En este paso alistas los implementos que vas a necesitar. Generalmente se requiere:
- Una recipiente limpio para hervir el agua (usualmente se hacen baches de mínimo 20 litros)
- Un recipiente fermentador al que pueda bloquearse la entrada de aire
- Embudo
- Desinfectante
- Cuchara grande para revolver
- Ingredientes de acuerdo al tipo de cerveza que quiero preparar
La calidad, cantidad y tipo de ingredientes va a ser determinante en el estilo y la calidad de tu cerveza. Una receta convencional utiliza 4 ingredientes básicos (Agua, grano, levadura y lúpulo). Antes de iniciar tu preparación, infórmate muy bien acerca del estilo de cerveza que quieres preparar, los ingredientes idóneos para lograrla, y los tiempos y requerimientos en cantidad, tiempos y temperaturas para cada ingrediente.
Tal vez el paso más importante en la preparación es la limpieza de los implementos, para garantizar un buen producto. Sanitiza muy bien todos los implementos y contenedores que vas a utilizar, en particular deben desinfectarse aquellos que entrarán en contacto con la cerveza después del proceso de hervido. Para esto se encuentran en el mercado kits de limpieza y jabones especiales o puedes utilizar tu propia mezcla de limpiadores y desinfectantes.
Cocinar
Durante la cocción, se extraen los azúcares de los granos (y en algunos casos de frutas y otrso ingredientes adicionales) y los sabores y aromas de los lúpulos. Para esto se pueden usar varias técnicas y tiempos dependiendo del tipo de cerveza que quieres obtener. Lo más importante en este paso es tener un control riguroso de la temperatura y cuidar de no sobre extraer los ingredientes para evitar sabores astringentes desagradables que dañan tu cerveza.
La adición de uno o varios tipos de lúpulos es un paso delicado que determinará en gran medida los sabores y aromas de tu producto, así que infórmate bien y escribe tu plan de tiempo y cantidades antes de llevarlo a ejecución.
Finalmente, es importante tener un plan de enfriado de la cocción, para evitar que el calor residual dañe la preparación. Para esto se utilizan baños con hielo, con agua helada, o enfriadores de mosto diseñados para este fin.
Fermentar
¡Recuerda que todos los implementos y contenedores deben estar previamente desinfectados y listos!
Una vez frío, el mosto o extracto de la cocción se pasa al recipiente fermentador, y se oxigena salpicándolo en su recipiente, ya que la levadura (el microorganismo encargado de transformar los azúcares del mosto en alcohol y CO2) necesitará oxígeno disuelto.
Cuando agregas la levadura que has seleccionado para tu proceso, desinfecta muy bien el paquete o recipiente que la contiene antes de abrirlo y verter el contenido. Los microorganismos del ambiente se pueden colar fácilmente al agregar la levadura, arruinando todo tu proceso.
Una vez incorporada la levadura, sellas tu fermentador teniendo cuidado de dejar una esclusa para que el sistema evacúe los gases excedentes durante la fermentación. Hay técnicas caseras para lograr esto sin que entre aire contaminado al sistema. Guarda el fermentador en un lugar limpio, oscuro y fresco, controlando la temperatura contínuamente.
Ten en cuenta que las distintas levaduras trabajan en rangos de temperatura ideales, y si las pones a funcionar fuera de esos rangos, se estresan produciendo sabores desagradables.
Embotellar
La fermentación se completa en aproximadamente dos semanas para la mayoría de cervezas con levadura tipo Ale. Una vez completado el tiempo, se transfiere con cuidado el líquido sobrenadante (cerveza) a un recipiente limpio, donde es común agregar un poco de azúcar hervido frío para promover que las levaduras produzcan CO2 en la botella. Allí mezclas todo muy bien y procedes a embotellar y a tapar inmediatamente.
Debes asegurar que las botellas, o los recipientes en los que vas a guardar tu cerveza (junto con sus tapas) estén limpios y desinfectados. Algunos cerveceros utilizan envases de lata (mucho mejores para preservar la cerveza), y barriles de acero o plástico (el envase ideal, pero requiere llaves y dispensadores).
Una vez embotelladas o enlatadas, es recomendable dejar estabilizar las cervezas por una o dos semanas antes de consumirlas, para dar tiempo a las levaduras de carbonatar (producir CO2).
Si ya lo hiciste todo, FELICITACIONES. Ahora solo te queda refrigerar y disfrutar de tu cerveza marca “HECHO POR MI”
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